El Apoyo
Conductual Positivo comparte sus valores y principios, así como su objetivo
último de mejora de la calidad de vida, con la filosofía del Modelo de Apoyos y
con el aprendizaje de habilidades adaptativas. Forma una técnica de
intervención y aprendizaje, aplicable, con carácter general, a todas las
personas, presenten o no presenten discapacidades. Ese carácter general es
importante porque permite entenderlo como enfoque global de actuación.
Por otra
parte, interesa tener presente que, si bien el Apoyo Conductual Positivo es
aplicable a diferentes tipos de conducta, como veremos, su núcleo genuino y
principal de intervención es el de las conductas
problemáticas, siguiendo la definición de Emerson (1995), “por su intensidad, duración o frecuencia
afectan negativamente al desarrollo personal del individuo, así como a
sus oportunidades de participación en la comunidad”.
Los niños con problemas
graves de conducta hacen que nos cuestionemos y nos planteemos retos tan
importantes que los procedimientos tradicionales de intervención conductual no
son, por lo general, capaces de resolver. Todas las personas necesitamos apoyos
para poder adaptarnos a las demandas o exigencias del ambiente, pero estos
apoyos para una persona sin discapacidad son más generales en el sentido de que
están a disposición de todo el mundo y es, por lo general, la propia persona
cuando los requiere acude a ellos. Imaginemos que nos marchamos a China a
vivir, suponiendo que no conocemos nada de ese país. Claramente nuestra vida
allí será mucho más compleja, puesto que no conocemos el idioma, ni las
señales, ni las costumbres, ni la gastronomía, ni su horario, etc. Entonces
como todas sus costumbres y su forma de vivir son diferentes a las nuestras,
necesitaremos una serie de apoyos o recursos para poder adaptarnos y
facilitarnos la vida en dicho país.
Ahora bien, si extrapolamos
el ejemplo y nos ponemos en lugar de la persona con discapacidad, podemos
entender que éstos pueden encontrar dificultades en sus capacidades a la hora
de enfrentarse al ambiente y por tanto, necesitarán una serie de apoyos, que
nosotros como profesionales o personas cercanas a ellos deberemos proporcionarles. Estos apoyos pueden provenir
de diversas fuentes, tomar varias formas, cubrir diferentes funciones y variar
en la intensidad del ambiente de una persona con discapacidad. Para poder hacer
una planificación adecuada de los apoyos necesarios y que abarque todos los
ambientes posibles, deberemos recurrir a la propia persona, a su familia, y
profesionales que tienen contacto con la persona. Los apoyos deben ir
destinados a que la persona con discapacidad mejore su calidad de vida
consiguiendo una mayor integración y mejora de habilidades.
Por ejemplo, supongamos que tenemos una persona con TEA que presenta algunas conductas disruptivas, es importante que tengamos un
cambio de interpretación, tal y como podemos observar en el siguiente esquema debemos realizar un ejercicio de
transformación del pensamiento y pasar a un modelo positivo. La persona que
realiza la conducta disruptiva no “es el
problema” sino que “tiene un problema” y
nosotros como profesionales y/o familiares debemos realizar acciones que le ayuden a resolverlo (teniendo siempre
en cuenta que la relación con el entorno es parte de la conducta).
Figura 1: Perspectiva positiva de la conducta. (Adaptada
del grupo PACER por Escribano 2002)
ANÁLISIS
DE LA CONDUCTA FUNCIÓN Y FORMA
Casi el 90% de las conductas consideradas "problemáticas" son debidas a
limitaciones en habilidades comunicativas, éstas pueden ser superadas si la persona
las desarrolla adecuadamente, como, por ejemplo, pedir ayuda o aquello que
desea. Toda conducta está compuesta de dos elementos fundamentales, la forma
que adopta, es decir, el vehículo a través del cual se transmite la información
(lenguaje, gestos, entrega de pictogramas, bofetada…); y la función, es decir, el
motivo por el cual lleva a la persona a realizar esa conducta. Por lo tanto,
las "conductas problemáticas" suelen tener una función lícita, pero expresada de
forma inadecuada. Por ello, debemos pensar en la función y variar la forma,
enseñando habilidades comunicativas ajustadas al contexto.
Por ejemplo: <<Pablo presenta rabietas cuando le intentamos marcar pautas de
trabajo o no quiere realizar alguna actividad. Normalmente las rabietas son
generalmente una vía para conseguir cosas (refuerzo positivo), para evitar
cosas o situaciones (refuerzo negativo) o para buscar atención (refuerzo
positivo). Por lo tanto, no debemos prestarle atención ni a las exigencias ni a
las rabietas con el fin de quitarle hierro al asunto y para que éste no tenga
audiencia. Una vez superada la crisis debemos asegurarnos de que la orden que
provocó la rabieta sea cumplida>>.
En ocasiones, una reacción
desorbitada frente a una orden no es realmente una rabieta, sino, una
indicación de que la persona en cuestión sabe que no es capaz de cumplirla. Por ello, esto
le frustra, así que, habrá que cambiar la estrategia empleada.
Las "conductas problemáticas" no desaparecen de la noche a la mañana. No todas las personas responden de la
misma forma a cada una de ellas, tanto es así que hay que experimentar sobre la
marcha.
Como desconocemos el origen
de la conducta, tenemos que barajar la posibilidad de que ésta esté sucedida
por: circunstancias como problemas orgánicos (dolores, alteraciones
sensoperceptivas, etc.), problemas relacionados con el entorno social (tamaño
del grupo, con sus iguales, etc.), problemas relacionados con el entorno físico (mucho
calor, cambios en el entorno, ausencia de estimulación en el entorno,
acontecimientos o materiales que inquietan al individuo, etc.), problemas
relacionados con el currículum (tareas difíciles que desmotivan y frustran o
fáciles que aburren, duración de la tarea, etc. Todas estas posibilidades,
pueden ser los desencadenantes de los problemas de conducta.
FASES
DEL PROCESO DE APOYO CONDUCTUAL POSITIVO
1. Identificación
de la conducta problemática
Para la identificación de la conducta,
es fundamental decidir en primer lugar si, por su intensidad, duración o frecuencia, afecta negativamente al
desarrollo personal del niño, así como a sus oportunidades de participación en
su grupo de iguales. Si la conducta observada coincide con la presente
definición, estamos ante una conducta problemática.
2. Creación
de un equipo
El equipo está compuesto por todas
aquellas personas que formen parte del entorno niño o que tengan un vínculo
directo con él, como pueden ser familiares, amigos u otros profesionales. Además,
deben participar con el plan de intervención.
3. Evaluación
Funcional
Para elaborar y desarrollar el plan de
apoyo conductual, es fundamental la información sobre cómo, cuándo, dónde y por qué tiene lugar la conducta problemática,
ya que éste es una de las principales fuentes para que nuestro plan de apoyo
será útil y eficaz.
Una vez realizada la evaluación
funcional debemos sintetizar la información a modo de resumen de los datos
obtenidos, pues éste nos proporcionará las bases para el diseño del plan, es
decir, todos los procedimientos que allí se definan deben estar basados en los
resultados de la evaluación
4. Elaboración
de un plan de apoyo conductual
Características
de un plan de apoyo conductual
- Tiene
en cuenta y define las conductas problemáticas que manifiesta la persona.
- Se
basa en los resultados obtenidos por la evaluación funcional.
- Las
estrategias están enfocadas a hacer que la conducta problemática sea
irrelevante, ineficaz e inefectiva.
-
Debe
ajustarse al contexto donde va a desarrollarse.
¿Qué
podemos hacer?
-
Modificar
antecedentes.
-
Enseñanza
de habilidades alternativas (funcionalmente equivalentes).
-
Creación
de hábitos positivos de conducta.
-
Manejar
los consecuentes.
¿Cómo
modificamos los antecedentes?
- Modificando
los entornos (mobiliario, estructuración ambiental, etc.)
- Anticipación
(control de estímulos, avisar de cambios y de finalización de actividades).
- Modificando
las tareas (teniendo en cuenta sus intereses y motivaciones, adaptándolas a sus
capacidades).
- Relación
social (relaciones positivas).
¿Cómo
enseñamos habilidades alternativas?
Tipo
de habilidades
|
Función
|
Ejemplos
|
Conductas
alternativas
|
Reemplazar a las
conductas problemáticas
|
-Enseñar a pedir ayuda para
eliminar conductas problemáticas. Ej. Una autoagresión durante tareas
difíciles para la persona.
-Enseñar a llamar cuando
la persona requiera atención rompiendo objetos.
|
Habilidades
generales
|
Poder evitar con éxito
las situaciones problemáticas
|
-Enseñar
a la persona a organizar su actividad para evitar frustraciones cuando ha de
realizar muchas tareas.
-Enseñar
a discriminar estímulos.
-Enseñar
a elegir.
|
Habilidades
de afrontamiento
|
Poder afrontar o tolerar
situaciones poco gratas
|
-Enseñar a utilizar el
buen humor.
-Enseñar a tolerar
demoras en el refuerzo.
-Enseñar a persistir en
el esfuerzo.
|
¿Cómo
modificamos los consecuentes?
-
Centrados
en comportamientos positivos
-
Ignorar
en la medida de lo posible las conductas disruptivas
-
Buscar
motivaciones e intereses compartidos para utilizarlos de premio
5. Seguimiento
del plan de apoyo conductual
El Plan de apoyo debe ser:
- Continuo
en el tiempo
- Evitar
las conductas problemáticas y, permitir la generalización de aprendizajes a
otros contextos y situaciones.
Para ello es necesario:
- Que
aumenten las conductas alternativas y disminuyan las problemáticas.
- Mejora
en la calidad de vida en el alumno, su entorno familiar, social y en los
profesionales.
- Proponer
modificaciones en el plan de apoyo si es necesario
Goñi,
M.J., Martínez, N. y Zardoya, A. (2007) Apoyo
Conductual Positivo. Algunas herramientas para afrontar las conductas difíciles.
F.E.A.P.S., Madrid.
Programa de apoyo conductual
positivo (Jean Piaget: centro de educación especial)
Servicio de
Asesoramiento y Apoyo Especializado.”Dossier
sobre el Apoyo Conductual Positivo”. C.P.E.E.
“Mingoliva” de Madridejos (Toledo).
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